Dicen que cuando termina enero empieza febrero. Eso sucedió esta noche. En un mes llegué a ver 26 películas, número extremadamente alto considerando que yo no miro, en un año normal, más de 25 películas promedio (aclaro, 25 completas, de principio a fin). Y aún así creo que ese número es exagerado.
Para colmo, en esta época del año hay películas que son extramadamente difíciles de terminar, sobretodo si son largas. Uno tiene calor y transpira y no hay silla o posición que sirva para evitar la incomodidad. Así que ver El señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo puede parecer una tortura autoimpuesta. Pero lo cierto es que, a pesar de todo, la disfruté.
Recuerdo que tenía catorce años cuando leí el tomo uno de la obra de Tolkien. Ese tomo responde, según el recuerdo que tengo de esa lectura, aproximadamente, a lo que se relata en este film. Sin embargo, creo que la película va un poquito más allá. Porque había partes que me eran desconocidas.
En fin, el hecho es que pasaron más de diez años de la vez que empecé a leer la saga y jamás la terminé. Como tampoco terminé Harry Potter. Algún día, quizás, tendré tiempo y lo haré. Por ahora, me conformo con mirar las películas que parecen ser bastante fiel al relato. De todas formas, me salva no ser fanático de Tolkien. De hecho en este momento estoy dudando si se escribe con diéresis o no. Eso, de todas formas, no es muy importante.
No vale la pena contar de qué va la historia, supongo que hay muchas reseñas e, incluso, algo debe haber en Wikipedia. Por otra parte, la próxima vez que vea esta película seguro tendré un recuerdo bastante aproximado del relato. Pero algo sí puedo decir, el actor que hace de Bilbo Bolson —o quizás la caracterización del personaje— me hacen recordar al padre de Eli Saura.
Supongo, quiero suponer, que habrá una reflexión final al terminar de ver la saga. Por ahora me conformo con esta entrada.
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Sí, muchas de las entradas dicen ser una reseña y sí, es totalmente falso. Este no es un blog de reseñas de películas. De hecho, el título con el que comienzan las entradas son un recorte de alguna frase dicha en la película, pero que no hace reconocible de por sí de cuál se trata. Y las imágenes tratan de hacer lo mismo. Aunque en algunos casos es más difícil que en otros.
En el preciso momento en el que empecé a escribir el párrafo anterior me di cuenta de algo, yo no estoy cumpliendo con el reto porque quiera ver más cine del que he visto a lo largo de mi vida, sino porque estoy cumpliendo con un ejercicio seudo literario. Fuguet, escritor y cineasta chileno, tiene un libro muy bueno que nunca terminé de leer, se llama Las películas de mi vida en el el protagonista de la novela, Beltrán, es un sismólogo de prestigio que tiene que ir a dar clases a Japón. Pero, al hacer escala en Los Ángeles, se reencuentra con su pasado y empieza a relatar/revisar su vida a partir de las películas que vio.
Creo que de alguna manera estoy tratando de hacer algo similar, pero en mi caso estoy revisando mi pasado y mi presente a partir de las películas que miro día a día.




























